Hoy JUEVES... rezamos con un CUENTO

NOS SALUDAMOS 

¡Buenos días! Comenzamos un nuevo día. Vamos a iniciarlo con el deseo de esforzarnos para hacer crecer nuestras capacidades...

NOS SERENAMOS

  • Apoya los pies en el suelo y la espalda en el respaldo de la silla. Si te ayuda, puedes cerrar los ojos; si no, baja la mirada hacia abajo, para no distraerte.
  • Te invito ahora a realizar ahora tres respiraciones profundas... Inspira (4 segundos), mantén el aire (7 segundos) y exhala (8 segundos).... Así, tres veces.
  • Ahora, mientras mantienes este ritmo de respiración, vamos a chequear cómo estás hoy, al inicio de este día y de esta semana...
  • Recorre tu cuerpo: percibe si te duele algo, si estás relajado, si tienes algún tirón, o te pica la pierna... 
  • Ahora observa cómo estás a nivel emocional: alegre, triste, curioso... Y pregúntate si quieres mantener esa sensación durante este día o si prefieres modificarlo.
  • Así, como estás ahora, Dios te quiere y te habla... Por eso, comenzamos En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. En el nom del Pare i del Fill i de l'Esperit Sant. Amén. No nome do Pai e do Fillo e do Espírito Santo. Amén. In the name of the Father and of the Son and of the Holy Spirit. Amen. Au Nom du Pére et du FIls et du Saint-Esprit. Amen.

HOY JESÚS NOS DICE...

«Vuestra tristeza se convertirá en alegría»

ESCUCHAMOS

LA PEQUEÑA LUCIÉRNAGA
Había una vez una comunidad de luciérnagas que vivía en un bosque tailandés. Concretamente, en el agujero del árbol más anciano del bosque: un árbol lampati. Allí las luciérnagas se refugiaban durante el día y, por la noche, salían a iluminar el cielo. Todas, menos una pequeña luciérnaga que nunca quería salir.
Su familia estaba preocupada, porque por más que lo intentaban, no había manera. Cada noche, la pequeña luciérnaga se quedaba escondida en el lampati, esperando el regreso de todas las demás.
Una noche, la abuela de la pequeña luciérnaga se quedó con ella.
– ¿Por qué no quieres salir con nosotras? - le preguntó.
– No me gusta volar- respondió ella.
– Pero… si es lo que haces mejor. Te he visto muchas veces volar a plena luz del día…
– Bueno… es que en realidad… Me da vergüenza salir con mi diminuta luz y que me vea la luna. Ella es tan grande, tan luminosa… ¿Qué importa si salgo o no salgo yo?
– Pero pequeña, ¿acaso no sabes que la luna a veces no ilumina apenas nada? Como no sales de noche, no la has visto, pero muchas veces está pequeñita. Como si alguien le hubiera dado un gran mordisco… Hay días que ni podemos verla. Está totalmente apagada, y nos deja a nosotras todo el trabajo. Y te contaré un secreto, entre tú y yo… la luz de la luna no es suya… ¡es prestada!
– ¿En serio? ¿Y quién se la deja?
– Se la deja el sol. En cambio, tu luz es tuya, y siempre brillará con la misma fuerza. La noche te necesita y te espera.
La pequeña luciérnaga sonrió y armándose de valor, salió tras la estela de su abuela. Esa noche, la pequeña luciérnaga se llenó de orgullo. Al fin entendió que cada cual debe mostrar al mundo su luz interior, sin miedo ni vergüenza.

REFLEXIONAMOS

  • ¿A qué le tengo miedo y, por eso, dejo de hacer cosas que me gustaría? Para la luciérnaga, el miedo a «fracasar» o a «hacer el ridículo» delante de la luna, a quien tanto admiraba, se convirtió en su peor enemigo, ya que dejó que el miedo la frenase. Pero la luciérnaga, hizo frente al miedo y, entonces, pudo disfrutar y ser feliz.
  • ¿Soy consciente de que, cuando escondo mis dones, mis capacidades, no los estoy ofreciendo a los demás? La pequeña luciérnaga comprendió que debía compartir su luz interior con los otros. No solo por su propia felicidad, sino porque su luz, además, iluminaba la noche. Su luz hacía bien a los demás, era útil y necesaria. Conseguía disipar la oscuridad. Aunque la luz era mucho mayor junto a la de las demás luciérnagas, y es que la unión, ya sabes, hace la fuerza. Juntas, todas esas pequeñas luces interiores se hacían realmente poderosas...
  • «El miedo al fracaso o a no ser lo suficientemente valiosos, nos anula y evita que podamos ser felices». ¿Y si trabajamos para eliminar ese miedo de nuestras vidas?

REZAMOS JUNTOS

Señor, ayúdame a descubrir los dones que me has regalado, todas esas cosas buenas que hay en mí y que puedo ofrecer a los demás para que el mundo sea mejor. Enséñame a hacer crecer cada una de mis capacidades. Que no me las quede para mí, sino que las potencie y, con ellas, contribuya a hacer mi realidad más justa y habitable para todos. Jesús, no permitas que el miedo a fracasar o a hacer el ridículo me limiten en mis objetivos. Amén.


NOS DESPEDIMOS 

  • Madre Divina Pastora, ruega por nosotros. Mare Divina Pastora, prega per nosaltres. Nai Divina Pastora, roga por nós. Mother Divine Shepherdess, pray for us. Mère Divine Bergère, priez pour nous.
  • San José de Calasanz, san Faustino Míguez y beata Victoria Valverde, rogad por nosotros. Sant Josep de Calasanz, san Faustino Míguez i beata Victòria Valverde, pregueu per nosaltres. San Xosé de Calasanz, san Faustino Míguez e beata Victoria Valverde, rogade por nós. Saint Joseph Calasanz, Saint Faustino Míguez and Blessed Victoria, pray for us. Saint Joseph de Calasanz, Saint Faustino Míguez et Bénis Victoria, priez pour nous.
  • En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. En el nom del Pare i del Fill i de l'EsperitSant. Amén. No nome do Pai e do Fillo e do Espírito Santo. Amén. In the name of the Father and of the Son and of the Holy Spirit. Amen. Au Nom du Pére et du Fils et du Saint-Esprit. Amen.

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