NOS SALUDAMOS
¡Buenos días! Comenzamos este día con un momento de serenidad. Para mirarnos por dentro y poner lo que vamos a vivir en manos de Dios.
NOS SERENAMOS
Empezamos dedicando unos minutos para relajarnos y sentir que Dios siempre está con nosotros.
- Primero nos ponemos cómodos, con la espalda en el respaldo de la silla, y nuestros pies apoyados en el suelo.
- Cerramos los ojos (o con la vista hacia abajo) y respiramos profundamente; nuestra respiración debe ser tranquila.
- Al inspirar, notamos que Dios nos acompaña. Siempre está ahí.
NOS PREPARAMOS PARA LA ORACIÓN
- Comienza haciendo despacio la señal de la cruz: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. En el nom del Pare i del Fill i de l'Esperit Sant. Amén. No nome do Pai e do Fillo e do Espírito Santo. Amén. In the name of the Father and of the Son and of the Holy Spirit. Amen. Au Nom du Pére et du FIls et du Saint-Esprit. Amen.
HOY JESÚS NOS DICE...
«Vosotros sois la sal de la tierra...Vosotros sois la luz del mundo...»
ESCUCHAMOS
Un descuido muy grave
Algo terrible había sucedido. Isabel se estaba poniendo muy nerviosa. No sabía qué hacer. Había extraviado el móvil. No lo encontraba en la mochila. Tampoco estaba en la mesa de su escritorio. ¿Se lo había dejado en la casa de una amiga? ¿O tal vez en el autobús?
Isabel vivía pendiente de su móvil. No podía prescindir de él. Incluso en el colegio, cuando tenía que ir al baño, se lo llevaba. No podía perder la oportunidad de responder una llamada o, peor aún, arriesgarse a que alguna de sus compañeras cometiera la indiscreción de cogerlo y mirar quién estaba llamando.
Ahora pasaba por un momento terrible. ¿Dónde estaba ese cordón umbilical que la mantenía en contacto con el resto del mundo? ¿Y si recibía una llamada importante y no podía responder?
Sus compañeras reían maliciosamente. Estaban tan acostumbradas a ver a Isabel concentrada escribiendo mensajes y esperando el pitido que anunciaba la recepción de uno nuevo, que ahora se la imaginaban desamparada sin su móvil.
En más de una ocasión habían intentado entablar diálogo con ella, pero Isabel se resistía y rehuía toda conversación. Se limitaba a comentar los aspectos estrictamente laborales. Y aun en estos temas evitaba, siempre que le era posible, el trabajo en equipo.
En el fondo, sus compañeras se sentían menospreciadas. Parecía –y no solo parecía- que a Isabel únicamente le importaba lo que ocurría fuera del colegio.
Tan pronto como se percató de las miradas de complicidad de sus compañeras, Isabel empezó a sospechar. Claro –pensó- se habían puesto de acuerdo para jugarle una trastada. Le habían escondido el móvil. No tenían corazón. No sabían lo importante que era para ella. O sí lo sabían y por eso precisamente cometieron semejante atropello.
Isabel empezó a maquinar una revancha. Ideó unas cuantas estratagemas para fastidiar a cada una de sus crueles compañeras. ¡Ay si tuviera el móvil y pudiera consultar sobre sus planes de venganza!
De repente, su apreciado teléfono empezó a sonar. ¿Dónde estaba? En realidad, nadie se lo había robado; sus compañeras eran inocentes. Tampoco se lo había dejado olvidado en ninguna parte. El móvil estaba sepultado bajo un montón de libros y ahora, al recibir una nueva llamada, volvía a dar señales de vida para gran alegría de su propietaria.
Isabel tomó entre sus manos el teléfono. No reconoció el número que figuraba en la pantalla. “Hola. ¿quién es?” – preguntó. Al instante reconoció la voz de Marta, una de sus compañeras de clase quien, desde el otro extremo de la clase, alzaba la mano para saludarla. Marta había pensado que lo más lógico para localizar el teléfono perdido era simplemente llamar. De esta manera tan sencilla puso fin al drama de su compañera.
Isabel creía que el móvil la mantenía unida a los que tenía lejos, pero no se daba cuenta de que la alejaba de los que tenía cerca. Era una pena que, a no ser por el incidente con el móvil, una persona tan cercana y asequible como Marta, que se preocupaba por los problemas de los demás, le hubiera pasado desapercibida. Había sido un descuido muy grave.
REFLEXIONAMOS
¿Qué cosas de mi vida cotidiana me alejan de los que tengo cerca?
¿Soy desconfiado ante los demás?
¿Hago un uso adecuado del móvil o de la consola o tengo dependencia excesiva de ellos?
REZAMOS JUNTOS
Señor, nos has dado muchas cosas que nos hacen la vida más fácil. Pero a veces nos creemos que son más importantes que las personas y nos olvidamos de ellas.
NOS DESPEDIMOS
- Madre Divina Pastora, ruega por nosotros. Mare Divina Pastora, prega per nosaltres. Nai Divina Pastora, roga por nós. Mother Divine Shepherdess, pray for us. Mère Divine Bergère, priez pour nous.
- San José de Calasanz, san Faustino Míguez y beata Victoria Valverde, rogad por nosotros. Sant Josep de Calasanz, san Faustino Míguez i beata Victoria Valverde, pregueu per nosaltres. San Xosé de Calasanz, san Faustino Míguez e beata Victoria Valverde, rogade por nós. Saint Joseph Calasanz, Saint Faustino Míguez and Blessed Victoria, pray for us. Saint Joseph de Calasanz, Saint Faustino Míguez et Bénis Victoria, priez pour nous.
- En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. En el nom del Pare i del Fill i de l'Esperit Sant. Amén. No nome do Pai e do Fillo e do Espírito Santo. Amén. In the name of the Father and of the Son and of the Holy Spirit. Amen. Au Nom du Pére et du FIls et du Saint-Esprit. Amen.
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